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27 de enero del 2021
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La estenosis de la arteria renal es responsable de aproximadamente el 5% de la totalidad de casos de hipertensión arterial (HTA) y ha sido implicada como un factor clave en el deterioro de la función renal. La enfermedad obstructiva renal puede resultar en HTA pobremente controlada o acelerada, deterioro o pérdida de la función renal y edema pulmonar recurrente. La historia natural resulta en un proceso de evolución progresiva en el que aproximadamente un 15% de las estenosis progresan a oclusión. Las técnicas de revascularización quirúrgica con by-pass aorto-renal, espleno-renal o hepato-renal, debido al alto riesgo de mortalidad (global del 5,6%; 8,1% cuando involucra la aorta y 4,1% cuando se evita) y morbilidad sumado a un 5% de fallo temprano de by-pass y a un 5,3% de necesidad de reoperación, han caído en deshuso. La angioplastia renal (ATPR) introducida por Gruntzig en 1978, ha asumido un rol prominente en el tratamiento de la HTA reno-vascular. La ATPR con stent para lesiones ateromatosas y balón para displasias, es el procedimiento (pto.) preferido para las estenosis reno-vasculares, por ser menos invasiva, tener menor morbimortalidad, una alta tasa de éxito y bajo índice de reestenosis.
Mostrar nuestra experiencia en una población de pacientes con angioplastia transluminal periférica renal, analizando los resultados intrahospitalarios y a largo plazo.
Se realizó un análisis retrospectivo de 20 pacientes
(ptes.) a quienes se les había practicado angioplastia renal.
13 ptes. de sexo masculino, 7 ptes. de sexo femenino, con una edad
promedio de 66 años (23/78) y múltiples factores
de riesgo cardiovascular. Todos los ptes. eran HTA, 10 ptes dislipémicos,
y 8 ptes. tabaquistas. Esta era una población de muy alto
riesgo ya que es de gran importancia remarcar la frecuente comorbilidad
vascular. 9 ptes. (45%) eran portadores de cardiopatía isquémica,
3 de ellos revascularizados por cirugía cardíaca
(CRM) y 3 por angioplastia coronaria (AP). 11 ptes. eran portadores
de arteriopatía periférica, 4 revascularizados por
cirugía de by-pass periférica y 2 por angioplastia.
4 ptes tenían enfermedad obstructiva carotídea de
los cuales 2 fueron revascularizados por endarterectomía
carotídea. 2 ptes presentaban insuficiencia renal (IR) leve
definida por niveles de creatinina sérica (CEV) entre 1.4
y 1.9 mg/dl, 2 ptes. IR moderada definida por CEV entre 2.0 y 2.4
mg/dl y 2 ptes. IR severa definida por CEV mayor de 2.5 mg/dl.
La indicación de angioplastia renal (AR) fué en 10
ptes. por HTA de difícil manejo con obstrucción arterial
renal unilateral, en 7 ptes. por HTA más IR con obstrucción
unilateral ( 1 de los ptes. era monoreno ), y 3 ptes. por HTA con
obstrucciones bilaterales. Se realizaron 23 ptos., 6 a lesiones
displásicas, 16 a lesiones ateroscleróticas ostiales
y 1 a una lesión aterosclerótica no ostial. En los
6 casos de displasia fibromuscular de la arteria renal, se realizó el
diagnóstico de estenosis renal en 4 ptes por renogramas
radioisotópicos sensibilizados con captopril y en los otros
2 por eco-doppler renal. En los 14 casos restantes de lesiones
ateroscleróticas se llegó al diagnóstico de
estenosis renal por medio de aortogramas con vizualización
de arterias renales realizados en forma rutinaria durante procedimientos
angiográficos diagnósticos de otros territorios vasculares
en pacientes con HTA de difícil manejo. Todos los ptes.
tenían documentación angiográfica de lesiones
severas, definidas estas por obstrucción de la luz de la
arteria renal mayor al 70% evaluado por estimación visual
y análisis cuantitativo.
Se pudo realizar seguimiento a 15 de los 20 ptes. De los 5 ptes.
a los cuales no se les pudo realizar seguimiento, 2 no pudieron
ser contactados, 1 obitó por cáncer (CA) de pulmón,
otro por CA de riñon y otro pte. obitó en el hospital
por IR e insuficiencia cardíaca aguda una semana posterior
al procedimiento. Se realizó seguimiento clínico
evaluando eventos y el comportamiento de las cifras de tensión
arterial registradas en 3 tomas en el consultorio antes del procedimiento
y en las consultas posterires. También se evaluó la
función renal mediante la determinación por laboratorio
de los niveles de urea y CEV antes del procedimiento y en las consultas
posteriores y la permeabilidad vascular solo en 10 ptes con eco-doppler
de la arteria renal, evaluando el índice reno-aórtico
(IRA).
Se realizaron 4 ptos. por vía braquial derecha, y se utilizaron set de 8 french (fr) y 90 cm de longitud o catéteres guía multipropósito 8 o 9 fr. 19 ptos. fueron realizados por vía femoral utilizándose catéteres guía renales 8 fr. En ambos accesos se emplearon catéteres balones coronarios. En 9 ptos. se trató a la arteria renal derecha y en 14 a la izquierda. Se realizó ATPR con balón en 7 ptos (6 casos de fibrodisplasia renal) y se colocaron 17 stents ( Palmaz 12 AVE 2,Jostent 2 y Enforcer 1).
El procedimiento fue definido como técnicamente exitoso
cuando se observaba una lesión residual igual o inferior
al 20% de obstrucción de la luz de la arteria por estimación
visual y análisis cuantitativo de la imágen angiográfica.
Con respecto al comportamiento de la tensión arterial (TA),
curación fue definida por una TA inferior a 140/90 mmhg
sin recibir el pte. tratamiento antihipertensivo. Mejoría
fue definida por una TA diastólica = o < a 90 mmhg sin
cambios en el número de drogas antihipertensivas o a una
disminución en el número de drogas utilizadas (1
o más drogas). La mejoría de la función renal
fue definida por una disminución > 15% de los niveles
de CEV y deterioro de la misma por un incremento = o > al 15%
respecto de los niveles previos al procedimiento.
Todos los ptes. con IR previa elevaron los valores de urea y CEV
que se normalizaron con hidratación y manitol. En 1 pto.
se observó como única complicación efracción
de la arteria renal tratada exitosamente con la insuflación
de un balón a baja presión durante 3 minutos.
Con respecto a los resultados intrahospitalarios se observó éxito
angiográfico en 22/23 ptos. (96%). 1 pte. presentó estenosis
residual del 50%. En el seguimiento clínico a largo plazo
1 pte. presentó ACV, otro IAM y 2 fueron revascularizados
(1 por AP, otro por CRM). Hubo curación de la TA en 1 pte.
(7%), mejoría en 11 ptes. (73%) y sin cambios en 3 ptes.
(20%).La función renal se mantuvo sin cambios en 12 ptes.
(80%) y empeoró en 3 ptes. (20%). La permeabilidad de la
arteria renal fue evaluada en 9 ptes., observandose un IRA < 3.5
en 7 ptes. (70%) y > 3.5 en 2 ptes. (20%). No pudo ser evaluada
en un paciente por mala ventana ecocardiográfica.
Autor: Ordóñez F, Alvarez Iorio C.A, Alvarez Iorio C.
Ultima actualizacion: 22 de Mayo de 2003